Categoría: Libros Fecha:05/01/2024
Todo estaba oscuro, no podía sentir nada salvo la abismal oscuridad que me rodeaba por completo. No recordaba quien era ni de dónde venía, ni tampoco cómo había llegado a este punto, muchas preguntas se me venían a la mente y no encontraba una respuesta para ninguna. El simple hecho de empezar a pensar me estaba poniendo muy nervioso y entonces me empecé a agobiar y estresarme. Intenté moverme a ver si lograba salir de esa oscuridad interminable y en ese momento me di cuenta de que no sentía ninguna parte de mi cuerpo; espera un momento, ¿alguna vez tuve cuerpo?, ¿qué es un cuerpo?, ¿de dónde procedía esa palabra? Llegué a la conclusión de que si seguía haciéndome ese tipo de preguntas no llegaría a ninguna parte, lo único que iba a conseguir era entrar en una espiral infinita de preguntas sin respuesta y agobios, por lo que decidí dejar de pensar y cuestionarme sobre mi existencia y mi pasado. Al tomar esa decisión empecé a sentir cómo mis pensamientos iban desvaneciéndose en la nada y poco a poco mi mente también, justo antes de desaparecer entre toda esa oscuridad vi dos ojos brillantes como la luna, me estaban mirando fijamente, me sentí maravillado y cautivado por esos ojos los cuales brillaban intensamente en toda esa oscuridad, mi último pensamiento antes de desvanecerme fue: “Ojalá me pudiera quedar aquí por siempre”.
De la nada, empecé a sentir como si una calidez que no había sentido antes recorriera mi cuerpo, mis recuerdos estaban borroso, lo único que recordaba era la oscuridad alrededor mía y una luz brillante que me alumbraba. No sabía cuánto tiempo había pasado desde aquel sueño borroso que tengo, podría haber pasado horas, días, meses o incluso años. De repente oí un gran estruendo, como si una máquina se activara por primera vez después de haber sido abandonada por más de cien años, el ruido era horrible. Entre todo ese ruido empecé a escuchar otro sonido, sin duda era un sonido muy relajante y cálido que recorría todo mi cuerpo, el sonido era incesable: “pum pum, pum pum, pum pum”. Sonaba y sonaba y gracias a ese sonido me sentía como si estuviera cobrando vida. Con cada segundo iba sintiendo cómo mi cuerpo se iba activando y con ello mi mente también. Al principio estaba confuso, tanta información siendo procesada en mi mente me saturó demasiado y se empezó a atascar, sabía que si no hacía algo iba a terminar mal, sentía como si estuviera a punto de explotar por culpa de toda esa información que me estaba llegando así que decidí tomar la opción más rápida, relajarme. Cogí una gran bocanada de aire y la fui soltando poco a poco, mientras el aire era expulsado por mi boca, toda la información se fue ordenando y fluyendo en mi mente, de forma armónica, como si fuera el cauce de un río.
Después de superar esa crisis me sentí aliviado, fue la primera vez desde que tenía memoria que me sentía tan tranquilo y a gusto. Ese sentimiento de paz me llegó tan profundo que de repente sentí algo frío recorriendo mi rostro. En ese momento decidí abrir mis ojos y observar el mundo a mi alrededor. Al principio no podía ver ni distinguir nada, lo veía todo borroso. Unos minutos después mi visión se empezó a esclarecer y pude verlo todo con mayor claridad.
Lo primero que vi y que más me llamó la atención fue la mirada penetrante de una mujer que estaba al lado mía. La mujer estaba observándome sorprendida, como si yo fuera una extraña criatura. Lo siguiente que observé fue el entorno en el que estaba, una habitación llena de máquinas las cuales estaban conectadas a mi cuerpo, llegando a la conclusión de que había despertado gracias a estas máquinas y a la mujer que estaba a mi lado. Yo estaba tumbado y completamente desnudo, lo único que me cubría era una manta que me llegaba hasta la cintura. Notaba el aire recorriendo mi cuerpo e intenté mover mis brazos a ver si era capaz de levantarme. Al intentar incorporarme la mujer reaccionó rápidamente para volver a tumbarme en la cama y me inmovilizó. Me ató a la cama y soltó un suspiro de alivio, como si acabara de detener una posible catástrofe. Intenté hablar, pero lo único que salió por mi boca fueron ruidos sin ningún significado. La mujer, que tenía pelo negro y ojos de un color azul claro, se levantó de la silla y apretó un botón e instantáneamente se abrió una puerta por la que entraron dos siluetas oscuras las cuales empezaron a desenchufarme de las máquinas y me trasladaron a toda prisa hacia otra habitación. Yo, mientras tanto, estaba confuso y perdido, Lo único que podía ver eran sombras moviéndose y asustado decidí cerrar los ojos.
Después de un rato, sentí cómo me conectaban a otras máquinas y de repente apareció delante de mí una interfaz de datos, como si estuvieran metiéndome información directamente al cerebro. Sentía como fluía grandes cantidades de información y decidí que lo mejor sería esperar a que finalizase la transferencia de datos. Varias horas después sentí un gran silencio en mi cabeza y decidí abrir los ojos para ver a dónde me habían llevado. Al abrir los ojos observé que estaba solo en una habitación completamente blanca. Al incorporarme vi que a mis lados había un mueble grande, con un jarrón lleno flores, un reloj que marcaba las 9 de la noche y un calendario situado en el año 3050. Nada de esto me pareció extraño gracias a la información que me habían introducido en la mente, me sentía como si hubiera estado aquí toda mi vida, como si estuviera en casa.
Unos minutos después entraron en la habitación tres personas, entre ellas la mujer que había estado en la primera habitación conmigo. Ellos me empezaron a observar hasta que decidí romper el silencio: “¿Dónde estoy?”. Los tres se quedaron atónitos con mis palabras, uno de los tres dio un paso hacia delante y me dijo: “Estás en unas instalaciones super secretas del gobierno, o lo que era el gobierno…”, yo le respondí: ¿Lo que era? ¿Qué ha pasado? A la vez que el extraño sujeto hablaba, sus otros dos compañeros apuntaban todo lo que pasaba en sus cuadernos, como si esta conversación fuera algo única. Según la información que me dio el hombre que estaba conmigo, hace 50 años, un asteroide impactó en la Tierra, lo que provocó la destrucción de la mayoría del planeta. Ellos eran un equipo de científicos y civiles que se refugiaron en esas instalaciones antes del impacto, permitiéndoles sobrevivir y empezar una vida desde cero. Gracias a la tecnología de las instalaciones fueron capaces de ir expandiéndose poco a poco e ir explorando el nuevo mundo en el que iban a vivir. 50 años después estaban buscando la manera de resistir y defenderse de las formas de vida que estaban dentro de ese asteroide. En ese momento les pregunté: “¿Quién soy yo?”. Las tres personas se miraron mutuamente y decidieron ignorar mi pregunta. Cuando les iba a volver a preguntar la mujer me interrumpió y me dijo: “Te vamos a enviar fuera en una expedición, te necesitamos y no hay tiempo de explicaciones, estamos en peligro y vas a tener que aprender a sobrevivir y utilizar tu cuerpo en muy poco tiempo, lo siento”. Después de esas palabras me inyectó un tipo de líquido y sentí como empezaba a perder la consciencia.
El principal problema que mis compañeros tuvieron fue que el final no les gustó mucho y que no tenía sentido meterlo ahí de la nada por lo que he decidido omitirlo y cerrar el primer capítulo haciendo que el protagonista sea sedado y transportado hacia otro lugar de las instalaciones. Si hay futuros proyectos que tengan que ver nuestras novelas posiblemente haga el capítulo dos, introduciendo el mundo devastado en el que ocurre la historia y se descubrirán más secretos sobre nuestro misterioso protagonista. Más abajo le dejo el final antiguo de la historia por si tienes curiosidad y quieres leerlo, ya que en el fondo tiene sentido, pero sería necesario cubrir algunos huecos en la historia antes de introducir la siguiente escena:
De repente, desperté en medio de la nada, estaba rodeado de muros gigantescos. Era de noche y todo estaba oscuro, pero gracias a la luz de la luna pude hallar un pequeño camino entre todos esos muros que me condujo a un pasadizo del que provenía un ruido distante pero aterrador. Me armé de valor y decidí entrar. El pasadizo era como un laberinto, estaba lleno de caminos por los cuales podías ir, algunos te llevaban a zonas más abiertas y otros hacia un callejón sin salida. Al rato ya estaba perdido en ese laberinto y de repente volví a escuchar el ruido que hubo en la entrada del pasadizo, pero esta vez el ruido lo escuché más fuerte, como si estuviera al lado mía. En ese momento dudé sobre si debería girarme para ver si la cosa o el objeto que estaba generando ese ruido estaba detrás de mí. Al girarme vi tres ojos rojos en la oscuridad lo cuales me estaban mirando fijamente, como si estuviera esperando el momento perfecto para abalanzarse sobre mí y matarme. Mi cuerpo reaccionó solo y lo único que pensé en ese momento fue: ¡CORRE POR TU VIDA!